martes, 5 de enero de 2010

Ruta de los Molinos. Montánchez y Arroyomolinos.




Distancia: 15 Kms. aproximadamente.

Duración: 2 horas aproximadamente.

Dificultad: media.

Tipo de sendero: camino y camino empedrado.

Tipo de recorrido: Circular.

Modalidad de ruta: a pie.

Emplazamiento: entre Montánchez y Arroyomolinos.

Época recomendada: cualquier época es recomendable.

Interesante: Los cuartos o sala de molienda de algunos de los molinos han sido reconstruidas como albergues. Todo aquel que desee quedarse en alguno solo tiene que llamar al Ayuntamiento y pedir la llave. El teléfono es 927 38 50 02.

Recomendaciones: llevar buen calzado.

La Ruta de los Molinos serpentea por ladera y gargantas de la Sierra de Montánchez, uniendo el pueblo de Arroyomolinos con el de Montánchez a través de una compleja trama de caminos, sendas y veredas. La Sierra de Montánchez pertenece, junto cona las Sierras de Guadalupe y Villuercas y la Sierra de San Pedro, al sistema montañoso de los Montes de Toledo, que separa las cuencas del Tajo y el Guadiana. Tiene una altura aproximada de 1.000 m. en su cota mas alta, estando formada por un conjunto montañoso, algo laberíntico, con singulares promontorios rocosos de granito lo que confiere un carácter inhóspito a sus cumbres.

Las características geomorfológicas de la Sierra configuran la existencia de infinidad de pequeñas gargantas y torrenteras por las que el agua desciende hacia la llanura.

La Sierra de Montánchez posee una gran variedad de ambientes caracterizados por el tipo de vegetación predominante en ellos. Castañares, melojares, alcornocales y encinares con su matorral asociado y aclarados en diferentes grados, huertos, olivares y viñedos, prados húmedos y garganteas con la vegetación típica de estos cursos de agua como sauces y juncos. Es, precisamente, la combinación de las diferentes series de vegetación con la intensa acciónc del hombre lo que confiere al paisaje que contemplamos durante la Ruta, su peculiaridad, variedad y belleza.

"La Ruta de los Molinos" puede iniciarse tanto en Arroyomolinos como en Montánchez. Si elegimos Montánchez como punto de partida es interesante aprovechar para visitar su impresionante castillo y recorrer el casco antiguo de la localidad. Montánchez está a unos 700 m. de altitud, por lo que la ruta, desde aquí, ese en sentido descendente. Iniciaremos nuestra andadura por uno de los caminos que parten desde la Residencia León Leal de la Diputación Provincial de Cáceres en dirección sur. Caminamos por antiguos caminos de herradura que conservan el empedrado en muchos de sus tramos, adentrándose en el corazón de la sierra.

Durante casi todo el recorrido los caminos y sendas están flanquedados por muros de piedra que desde hace siglos sirven como lindes y cerramientos de las parcelas; cada cierto tiempo estos muros se interrumpen por la presencia de portales, típicas estructuras adinteladas con grandes losas de granito o vigas de castaño, que dan acceso y, quizás, un cierto prestigio a las fincas a la vez que pudieron servir como refugio en caso de mal tiempo. El paisaje que nos acompaña en esta primera parte de la Ruta está formado por olivos, viñas, higueras, encinas y alcornoques, jaras y retamas.

Los animales domésticos son una parte fundamental del entorno. Durante todo el recorrido veremos vacas, cerdos, ovejas, caballos, pastando a sus anchas en los diferentes cercados. Especial mención merecen los burros, muy abundantes aún en este ambiente serrano y cuyos servicios son requeridos por los lugareños que, montados en sus lomos, acuden cada día a cuidar sus campos, inaccesible en otros medios de transporte.

Poco a poco nos vamos introduciendo en la freca penumbra que proporcionan los bosques de castaños. Los muros de piedra están aquí especialmente cargados de vida y colores: musgos, líquenes, ombligos de Venus, sedum... atraen nuestra atención como habitantes de un país mágico. Pero hay otras bellezas escondidas en el castañar como las delicadas orquídeas, los narcisos y un sin fin de pequeñas flores más. El bosque no es silencioso, nuestro paseo irá acompañado de los cantos de currucas, ruiseñores, oropéndolas, mirlos, el tamborileo del pico picapinos sobre los troncos y del murmullo del viento en las copas.


Saliendo del castañar, y tras caminar un trecho rodeados de robles, encinas, retamas y olivos, el camino empedrado comienza a descender. La falda opuesta a la que nos encontramos nos proporciona una magnífica visión de los antiguos bancales de piedra que posibilitan el cultivo de olivos con tanta pendiente. También se descubren los primeros molinos en el fondo de la garganta. Ya se divisa el pueblo de Arroyomolinos y entre los dos montes que flanquean la salida del Arroyo, podemos contemplar las extensas dehesas de Cornalvo. La Sierra de Montánchez es rica en torrentes, manantiales y fuentes y conforme descendemos podremos apreciar algunos de ellos. Allí la vegetación es mucho más exuberante, los robles alcanzan un buen porte y el aire se impregna del aroma de las mentas.

Abandonando el camino principal que veníamos siguiendo tomamos uno a la derecha que continúa descendiendo y que nos lleva a uno de los primeros grupos de molinos. Nos encontramos ya en el interior de la llamada Garganta de los Molinos, en cuyos márgenes se asientan una treintena de estas construcciones. La antigüedad de los molinos fluctúa entre la época romana, de la cual datan los fundamentos de varios de ellos, hasta el siglo XIX, cuando fueron construidos los más modernos. Algunos de estos molinos han estado en funcionamiento hasta los años sesenta.

Los molinos de Montánchez y Arroyomolinos son de tipología "de sierra", siendo la mayoría de ellos, de mampostería aunque algunos estában construidos con sillares perfectos. Su función era la de convertir todo tipo de cereales en harina. Están constituidos por una charca, para el almacenamiento del agua que venía del arroyo por una acequia. De la charca el agua pasa, a través de una compuerta, por un canal elevado que la lleva hasta el pozo, por donde se precipita con una caída de unos 4 m. que le imprime la fuerza necesaria para poner en movimiento la piedra de moler superior, gracias a una rueda y un eje que transmiten la fuerza del agua a la piedra. Las dos piedras de moler, colocadas una sobre otra, se hallaban junto a la base del pozo, en el interior del cuarto. El agua, una vez cumplida su misión, vertía de nuevo en otra acequia que la transporta hasta la charca del molino siguiente, de manera que era reutilizada.

Los diferentes molinos o grupos de molinos se van sucediendo conforme descendemos por la garganta por una vereda estrecha. Hay que fijarse bien pues los más antiguos se encuentran, en ocasiones, camuflados entre la vegetación o forman parte de los fundamentos de otros más modernos. En casi todos los molinos puede observarse muy bien la charca, el canal y el pozo y también las piedras de moler; el cuarto suele estar más deteriorado y sólo alguno de ellos conserva la bóveda original. Aunque muchos tramos de acequias se han perdido la contemplación de los molinos en sus diferentes estados de conservación así como del conjunto nos puede proporcionar una idea bastante clara del funcionamiento encadenado de todo el sistema.

Además de los molinos, durante el descenso de la Garganta también podremos disfrutar del vuelo de algunas de las rapaces que habitan en la zona como el Águila Perdicera, el Águila Calzada o el Alimoche; y si nos pilla el atardecer escucharemos al Gran Duque, el Búho Real.

Con la sensación de haber visto algo muy singular llegamos a Arroyomolinos, donde podemos hacer un alto en el camino y aprovechar para visitar la Parroquia de Nra. Señora de la Asunción del siglo XVI-XVII, la Ermita de San Sebastián y la Parroquia de Nuestra Sra. de la Consolación que guarda una tabla del siglo XV de gran valor pictórico.


Dispuestos a ponernos en marcha y ya con las fuerzas renovadas, partiendo desde la Plaza y siguiendo las señalizaciones entre estrechas y enjalbegadas calles con sabor a pueblo, llegamos al lugar donde comienza el camino de La Garganta. En este lugar, nos encontraremos con un pilón que en cualquier época del año incluso en el estío, nos es muy útil para llenar las cantimploras de fresca agua desde su caño superior.


Cercanas al pilón, existen una serie de señalizaciones que nos indican un camino con un curioso nombre “Camino de la Piedra del Dedo Meñique”. Bien merece la pena seguirlas aunque suponga un pequeño desvío de unos 400 metros.

En ese lugar, nos encontraremos una roca granítica cercana a las cuarenta toneladas, la cual empujada con la mano en determinados puntos permite su movimiento. Una vez hayamos logrado balancearla o como aquí se dice “menearla” y sintiéndonos unos forzudos por mover ese tonelaje, desandamos el camino hasta el lugar donde nos desviamos.

Una vez allí, solo tenemos que seguir el camino cementado en el cual veremos colocadas unas recientes señalizaciones informativas del plano de la ruta.

Emprendemos el regreso a Montánchez por un sendero entre dehesas de encinas que nos lleva hasta un ramal del antiguo Camino Real de Mérida por donde comenzamos el ascenso por la vertiente más occidental de la sierra. Es un camino ancho, empedrado y de pendiente suave; la vegetación varía de alcornocales y encinares a olivares aunque lo más característico de esta parte de la sierra es el matorral, constituidio por retamas y codesos y que, en función de la estación del año en la que nos encontremos, dotan de un colorido diferente el paisaje: verde, blanco o amarillo.

La subida nos permite tener una espléndida panorámica sobre Alcuéscar, la Sierra de San Pedro y la penillanura en donde los reflejos de la luz sobre el agua de los diversos embalses cercanos no pasan desapercibidos.

De repente, detrás de una loma se divisa el Castillo de Montánchez y ya en las cercanías del pueblo, junto al Arroyo del Lugar, nos topamos con nuevos molinos aunque estos son menos visibles que los de la Garganta. Forman aún línea de 7 molinos, de los cuales, los dos primeros se encuentran en el mismo pueblo. Junto a uno de estos molinos de agua también pueden verse las ruinas de otro tipo de molino, un molino de aceite o almazara, de los que hay varios en Montánchez.


Para terminar la ruta, podemos degustar unas raciones del famoso jamón de Montánchez, disfrutando, también del agradable ambiente y hospitalidad que brinda esta localidad.

1 comentario:

  1. Está muy bien la descripción pero creo que deberias hacer referencia o mención del track utilizado en la ruta ya que lo habeis tomado de wikiloc y existe un copyrigth sobre dichos tracks. Por mi parte no hay problema pues para eso están para que se utilicen cuando se necesitan pero deberiais mencionar la fuente.
    Un saludo:bornem

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